Si querés poner una canción de fondo mientras leés este newsletter, te recomiendo We're Going to Be Friends de The White Stripes (se la cantamos a la envidia)
¡Hola! ¿Cómo estás? Yo bien, recién salgo del gimnasio y me vine a escribirte a un cafecito con una porción de carrot cake deliciosa porque el balance es todo en esta vida, ¿no?
Agosto fue un mes muy hermoso. Veníamos de días fríos y con mucha lluvia y de repente, por un ratito, nos devolvieron el verano. No es que sea FAN del verano, nunca lo fui, pero en Berlín se vive distinto que en Buenos Aires, el calor es menos intenso y tener la posibilidad de escaparme un rato al lago o sumergirme en el fresquito del bosque cambia todo.
Durante agosto nos fuimos de campamento con Bruno (hice un video del viajecito, si no lo viste te lo comparto acá) y esta vez, en lugar de llevar la carpa como hacemos cada año, alquilamos un Camping Pod (una mini casita que solo tiene una cama, una mesa pequeña y dos banquitos y todo el resto se encuentra en un espacio compartido con el resto del camping). Nos encantó la experiencia, yo decidí apagar el celu esos días y siento que disfruté con mucha más presencia del bosque, de los matecitos y de las charlas.Nos escuché decir varias veces "¿Qué hacemos?" porque las horas se hacían eternas sin distracciones y sentimos algo que no recordábamos haber sentido hace rato... ¡Aburrimiento!
Fue muy loco sentirme aburrida y no caer en Netflix, Instagram o YouTube para tapar el sentimiento. Las tardes duraban siglos, leía mi libro en una reposera y se me cerraban los ojos... Entré en ese estado de sopor que creo que no vivía desde la infancia. Y se sintió refrescante, la verdad. No sé cómo puedo meter más de eso en la vida real (en la teoría sí lo sé, en la práctica es muy fácil volver a caer en el estímulo instantáneo), pero al menos pude reconocer el valor de generar espacios como ese cada tanto. *Meme de It's Something* 💃🏼
También encontré muchos honguitos en el bosque, algo que siempre me pone de buen humor. Justo este mes estuve leyendo bastante sobre hongos y así aprendí el concepto de Fairy Rings, ¿Los conocés? Es el fenómeno que ocurre cuando muchos honguitos salen en el pasto al mismo tiempo, formando un círculo.
Tienen mucha mística, y lo más loco es la interpretación que se le dio a su misteriosa aparición a través de los años en distintas culturas. En el folklore celta, por ejemplo, los Fairy Rings son causados por hadas o duendes bailando en círculos. Se creía que si los humanos se sumaban al baile iban a ser castigados por las hadas, que los harían bailar en el círculo hasta morir de cansancio (re oscuras las hadas 🧚🏻♀️💀). En el folklore alemán los Fairy Rings se llaman "Hexen Ringe" (anillos de brujas) y se creía que surgían en los sectores en que las brujas danzaban durante la noche de Walpurgis, una celebración pagana que ocurre seis meses antes de Halloween. Seguramente haya una explicación científica para este fenómeno pero, ¿Te soy sincera? No me interesa. ¡Me quedo toda la vida con las brujas y las hadas!
El resto del mes fluyó con normalidad, disfrutando del verano berlinés entre paseítos, visitas al lago y nuestra rutina, que ya sabés que amo. Con mi novio tenemos una nueva tradición (well they're not traditions if they're new diría Serena Van Der Woodsen pero quién le preguntó) que me alegra todas las semanas y te comparto por si te copa también. Surgió porque descubrí que mi mente cierra el fin de semana alrededor de las 18 del domingo, por más que todavía le queden varias horas por delante, y para hackear este sentimiento empezamos a ir al gimnasio todos los domingos después de las 18, y a la salida nos vamos a cenar afuera. Descubrimos un restaurant indio que ofrece muy ricos platos con tofu (✨proteína vegana ftw✨) a muy buenos precios, así que lo incorporamos a nuestra nueva tradición, alargando notablemente nuestro fin de semana. ¡Y se siente así de verdad! Entre el gimnasio y la cena, vuelvo a casa lista para acostarme sintiendo que viví un domingo larguísimo y que, de alguna forma, me regalaron un bonus hermoso.
Para Septiembre decidí escribirte sobre algo que no es tan feliz, pero que puede resultar interesante explorar con vos. En resumen, te quiero hablar sobre un tema que es un garrón: la envidia. A nadie le gusta sentirla, pocos admiten en voz alta cuando lo hacen y todos, absolutamente todos, la tenemos. Todos. Es horrible transmitirla, es horrible recibirla y pareciera ser una emoción negativa que no le deja nada bueno a nadie. Énfasis en pareciera.
Analizando mi propia envidia, me di cuenta de que si superaba el overwhelm del sentimiento resultaba que me daba acceso a un montón de cosas mías que no había podido ver antes. El ejemplo más claro que se me ocurre se remonta a unos años atrás, cuando todavía vivía en Buenos Aires. Siempre que cuento esto me da vergüenza, pero ahí voy de nuevo: cada vez que veía un posteo en Instagram de alguien que se estaba mudando al exterior me ponía verde de envidia. ¡Me daba una bronca! Sentía un fuego horrible que me invadía y me arruinaba el momento. ¿Quién se cree que es para irse del país? ¿Para qué se va? ¿Cómo hizo, la mantienen? Me transformaba en un monstruito enojado que solo podía escupir porquerías hasta que un día, tras sentir esto varias veces, algo hizo click y... ¡Ding ding ding! ¡Me parece que me quiero ir yo!
Me di cuenta de esa verdad reprimida y sentí cómo un peso enorme se levantaba de mi espalda. ¿Por qué me va a molestar que alguien siga sus sueños y haga con su vida lo que quiere? Me empecé a alegrar por la gente, en vez de enojarme, y transmuté esa energía resentida en acciones reales que pudieran llevarme a donde quería ir. ¿No tengo pasaporte? Me consigo una visa. ¿No sé qué hacer con los gatos? Busco un veterinario especializado en traslados que me diga lo que tengo que hacer. ¿No tengo trabajo en euros? Me abro una cuenta bancaria en Europa y me empiezo a mandar todo lo que logre ahorrar, para tener un colchón al llegar. Si alguien se iba al exterior dejó de importarme, porque no tenía energía de sobra para envidiar el camino de nadie más: tenía un objetivo en la mira y era todo lo que merecía mi atención.
Esta pequeña historia ilustra lo que quiero transmitirte con esta entrega: la envidia es una emoción normal que sentimos todas las personas que habitamos este planeta. No sos una mala persona por tenerla, ni siquiera si la sentís hacia una amiga o un familiar. Es normal y no tiene sentido culparte por tener emociones.
Pero, si bien no podemos controlar lo que sentimos, sí podemos revisar lo que hacemos con eso que nos pasa. En el caso de la envidia, en lugar de dejar que nos consuma la amargura y convertirnos en personas llenas de bronca criticando con saña a los que siguen sus sueños o logran cosas que nosotros queremos, podemos aprovechar todo ese aluvión energético y darle un uso constructivo, porque la envidia al final de cuentas no es más que un deseo inspirado. Si le prestamos atención a las personas que envidiamos (sin juzgarnos, porfi, ya hablamos de esto ✋🏻) y nos preguntamos qué es aquello que nos causó esa emoción en primer lugar, podemos enriquecer nuestro propio camino y abrir nuevas puertas. Convertimos algo molesto e inútil en un motor poderosísimo para avanzar en la dirección de nuestros deseos.
En esta entrega te voy a compartir, como siempre, alguito para inspirarte e ideas para activar si vos también querés ver cómo el fuego de tu envidia se convierte en energía creativa. Pero antes, y para mitigar un poco el mal trago de la envidia, te comparto tres cositas que me hicieron feliz durante Agosto 🫶🏻
Ahora sí... ¿Arrancamos?
Un video
The School of Life reflexiona en este video sobre algunas de las cosas que te estuve contando en la intro, en especial la necesidad de aprender a aceptar la emoción de la envidia y ver qué tiene para enseñarnos. Spoiler alert: de este video salió la idea de la misión creativa de Septiembre para La Baumhaus 🫢
Un blog
“The Jealous Curator” es un blog que creó Danielle Krysa para compartir obras de arte que le generaban envidia. Ella sentía que jamás podría tener el talento y el éxito de los artistas que envidiaba y, para canalizar ese sentimiento en algo productivo, decidió empezar este blog en el que documentaba esas obras y artistas que admiraba, transformando la envidia en una fuente de motivación para su propio trabajo y el de otras personas. Aunque hace un tiempo que no lo actualiza, resulta un lindo ejemplo de cómo la envidia puede transformarse en admiración e inspiración. Acá te lo dejo.
Dos palabras
Me encanta encontrar secretos escondidos en otros idiomas y resulta que los holandeses tienen no una sino dos palabras para referirse a la envidia. Benijden, por un lado, es la envidia vista de un lente positivo: ves el éxito de otra persona y lo reconocés, sintiendo motivación para cambiar algo de tu propia situación. Afgunst, por el contrario, es la envidia "mala": sentimiento negativo con respecto al éxito de otra persona que se traduce solo en bronca y frustración. Me gusta que haya una palabra para cada cara de esta moneda, porque al nombrar las cosas podemos verlas (como los esquimales y sus 50 palabras distintas para decir "nieve"). Quizás la próxima vez que sintamos envidia podamos preguntarnos cómo convertir ese Afgunst en Benijden ✨
Un podcast
"Un pensamiento de Mai Pistiner" es un podcast en el que Mai reflexiona semanalmente sobre temas de la vida adulta. En uno de sus episodios aborda la envidia de una forma muy natural y honesta, y comparte un ejercicio para hacer cuando aparece este sentimiento. Consiste en hacerte la siguiente pregunta: ¿Esta envidia es realista, es algo que yo podría conseguir si quisiera? Si la respuesta es sí ¿Qué tuvo que hacer esta persona para lograr eso que envidio? Por último: ¿estoy dispuesta a hacer lo mismo? Porque quizás envidiás la carrera increíble de alguien que se la pasa viajando en business a reuniones de trabajo, pero envidiás solo la idea glamorosa de esa vida y no estarías dispuesta a, por ejemplo, perderte eventos importantes de tu vida, tener niveles altos de estrés, vivir con un carry on como placard o tener jet lag todas las semanas. Viendo la envidia con este lente, es más fácil disiparla y separar fantasía de realidad, para no malgastar tu energía en algo que no tiene sentido. Si queres escuchar el podcast completo, lo podes encontrar acá.
Prompts accionables contra la envidia creativa
Encontré este artículo (en inglés) sobre la envidia creativa que, si bien no dice nada que no hayamos charlado ya en esta entrega, da prompts bastante concretos sobre qué hacer cuando aparece ese sentimiento frente a la creatividad de otra persona, ese pensamiento de “me gustaría poder ser tan creativa como X”. ¡Creo que puede resultar un recurso interesante para tener a mano! Entre las cosas que menciona está el aceptar, procesar y reemplazar tus pensamientos negativos por otros más constructivos, usar la envidia como motivación, dejar de compararse, recordar que solo vemos lo mejor de la otra persona (lo que elije mostrarnos) y estar dispuestos a fallar.
Sumarte a La Baumhaus
Este mes en La Baum vamos a meternos de cabeza en el tema de la envidia para superar la incomodidad en grupo. La misión del mes consiste en llevar un diario de tu envidia, para después juntarnos a ponerlo en común entre todos y después convertirlo en algo constructivo. ¡Va a estar buenísimo! En el club de cine-debate vamos a charlar sobre una peli que tiene a este sentimiento como centro, también, además de todos los encuentros de siempre. Va a ser un mes muy interesante para superar tabúes en comunidad así que, si resuena el tema, allá te esperamos 🏡 Si querés saber más sobre la dinámica del espacio, acá encontrás toda la info. Y si quedan dudas, escribime 💌
¡Eso es todo por este mes!
Si te reenviaron este newsletter podés suscribirte acá.
Si querés seguirme en Instagram podés hacerlo acá.
Si querés leer ediciones anteriores, encontrás todo 2020 y 2021 compilado en las Bitácoras I y II.
Si querés recomendar este news, adelante y gracias.
Y si querés convertir la envidia en motor (o el afgunst en benijden), recordá que la decisión es solo tuya ❤️🔥
Gracias por estar del otro lado, significa un montón. ¡Nos leemos el mes que viene!
Este newsletter es una cajita de herramientas creativas, envuelta en forma de carta de una amiga.
Si queres poner una canción de fondo mientras leés esta carta, te recomiendo Don't Look Back de Amarante Hola Reader, ¿Cómo estás? Yo bien, empezando a bajar lentamente de la intensidad que fue marzo. Siento que vengo muy arriba desde que arrancó el año: primero con el lanzamiento de Tranqui Podcast, después con el de Tranqui Content Creator. Dos proyectos nuevos que amo, que creo que le aportan valor al mundo y que ahora que ya existen me hacen feliz, pero que también requirieron muchísimo...
Si queres poner una canción de fondo mientras leés esta carta, te recomiendo Dance With Me de Adam Green Antes de empezar, un mensajito importante: después de muchísimo trabajo, en marzo lanzo un programa nuevo diseñado para ayudarte a crear contenido en redes de manera estratégica, auténtica, sostenible y, sobre todo, humana. Después de años sin dar talleres online en vivo, este lo será: un espacio intensivo para construir redes sociales con propósito. Abajo, en la cartelera de novedades, te...
Si querés acompañar esta lectura con música, te recomiendo mi playlist Tranqui en Spotify Hola Reader, ¡Cómo estás? Te estoy escribiendo desde un avión, son las 8 de la mañana y estoy volando a la casa de mis viejos en México. Si bien los vi en diciembre, en medio de toda la locura del casamiento solo pude compartir alguna que otra comida aislada, y con ese tipo de encuentros breves siempre me queda sabor a poco. Con mis amigas me pasa lo mismo: si cuando voy a Argentina solo nos vemos con...