Si querés poner una canción de fondo mientras leés este newsletter, te recomiendo Eet de Regina Spektor
¡Hola! ¿Cómo estás? Por acá todo bien, de vuelta en Berlín después de tres semanas hermosas en Buenos Aires. Estoy muy contenta por todo lo que viví, pero también muy feliz por estar otra vez en mi casita, con mi rutina.
Durante el viaje presenté oficialmente las dos Bitácoras de inspiración, un compilado de las entregas de 2020 y 2021 de este newsletter, y fue muy especial la oportunidad de juntar bajo un mismo techo lectores del news, miembros de la Baum y mi propia familia. Me emociona (lloré en la presentación, por supuesto), porque me siento realmente muy, muy afortunada por este presente... ¡Que no sería posible sin gente del otro lado que banque las cositas que hago! No quería dejar pasar la oportunidad de agradecerte, una vez más, por estar del otro lado ♥️ Sin vos, nada de esto sería posible.
Vengo con ganas de escribir sobre la nostalgia hace bastante, pero me guardé el tema para la vuelta de Buenos Aires porque me parecía que iba a tener más para compartirte. Mientras estaba allá fue justo el boom de la serie de Fito Paez, así que me sumergí de lleno en la argentinidad y me permití entregarme a la nostalgia (nostalgia extraña de una época musical que ni siquiera viví) sabiendo que al terminar cada capítulo podía salir a la calle y escuchar mi idioma, mis palabras y modismos. Hasta los ruidos de la calle son diferentes acá (Berlín) y allá (Buenos Aires), y este viaje realmente me entregué en cuerpo y alma a una nostalgia muy linda. Vi mucha familia, compartí tiempo de calidad con amigos de toda la vida, visité la Feria del Libro con los chicos de La Baum (hacía años que no iba) y me volví con un album de fotos y dos muñecas de mi infancia en la valija: Mulán guerrera (¡articulada!) y Barbie rockera (una maravilla con pantalones metálicos y pelo violeta).
Otros viajes nostálgicos dentro de este viaje bonaerense incluyeron:
Qué viaje la nostalgia. ¿No te pasa, cuando te sumergís en algo que te gustaba de chica, que vuelven a vos las sensaciones que tenías en ese momento? Es muy loco el sentimiento, lo viví de nuevo hace poco volviendo a ver Hey Arnold (sí, tengo 33 años, ¿yyyy?). Mientras veía los capítulos (y descubría que, pese a haber pasado más de veinte años sin ver ninguno, todavía me los acuerdo todos) sentía en mi cuerpo la liviandad de tener 8 años un viernes a la noche con todo un fin de semana de juegos por delante. Me venían a la mente pensamientos que tenía en ese momento y sentimientos más inocentes, menos contaminados por el mundo, más míos. Me sorprendí experimentando eso a partir un dibujo animado y me puso muy contenta sentirlo, también, porque significa que esa inocencia y esa creatividad cruda no se fueron, todavía resuenan en algún rincón de mi ser.
Conectar con esas sensaciones me hace bien porque siento que de alguna manera me enriquece estar en contacto con esa versión mía que veía dibujitos los viernes después de cenar (panzada de Nickelodeon con la hermosa seguidilla de Rugrats, Hey Arnold, Doug, La Vida Moderna de Rocko y, si aguantaba despierta, Sabrina la Bruja Adolescente, Hermana Hermana, Kenan y Kel y Le temes a la Oscuridad).
No quiero caer en la falacia de que todo tiempo pasado fue mejor (realmente creo que el mejor tiempo es siempre el presente) pero sí recurro mucho a mi nostalgia como recurso creativo, a recuerdos lindos del pasado, a las cosas que me movían la estantería y me hacían pensar: estoy convencida de que todo eso puede aportarnos una noción de integración e insights interesantes para enriquecer el presente.
En mi caso particular, adoro sumergirme en la nostalgia de mi infancia porque tuve una niñez muy feliz, pero entiendo que no es así para todo el mundo. Si te resulta doloroso volver a esos recuerdos, quizás puedas probar explorando nostalgias más recientes: tu adolescencia, la universidad, tu primer amor, tu primer trabajo. Alguna casa en la que viviste que te traiga buenos recuerdos, un club que frecuentabas, música que te gustaba escuchar.
Para mí, sumergirse en la nostalgia nunca tiene que ser un acto de masoquismo, sino un placer al que elegís entregarte para dejarte envolver un ratito por algo que simplemente se siente bien. Siempre que vuelvo de un viaje nostálgico (y con viaje puedo referirme a escuchar desde mi escritorio el soundtrack de los Sims 1, no hace falta moverse mucho) me siento bien, siento que tengo una energía diferente, hasta se me despiertan ideas distintas y otras conexiones que quizás desde mi presente no podía ver. De eso se trata esta entrega, te voy a compartir alguitos para inspirarte e ideas para activar si vos también tenés ganas de jugar un poquito con el poder de tu nostalgia, a ver qué sale. ¿Arrancamos?
Un collage de mi infancia
Hace un tiempo se me ocurrió digitalizar unos VHS con imágenes de mi infancia y me encontré con una mina de oro nostálgica. Decidí crear algo con todo eso, aprovechando una misión de La Baum: me senté a escribir un textito sobre la nostalgia, grabé un voice over, hice un collage audiovisual con algunas de las imágenes que había encontrado y creé un video que me gusta mucho. A veces no hace falta reinventar la rueda: bucear entre tus recuerdos (videos, audios, imágenes, escritos) puede traer a la luz nuevas ideas y creaciones que se sienten totalmente frescas ✨
Un album familiar
Hace un tiempo Ceci compartió en La Baum un proyecto que me dejó dada vuelta de amor y sensibilidad: un álbum familiar que homenajea el recuerdo de su abuela Ñata. Le pedí permiso para compartirlo con vos y también que te cuente un poco, en sus palabras, sobre este proyecto. Esto fue lo que me compartió: “Mi abuela Ñata falleció a los 97 años y su casa estaba repleta de cosas de una vida tan larga. Seguramente solo algunos objetos tendrían relevancia y significado para ella, pero después de su pérdida, todos tomaban otro sentido para nosotros. Pensé mucho en torno a esta idea del apego y la connotación que le asignamos a estos objetos, como si una parte de las personas que ya no están quedara ahí, en sus recuerdos. Quise construir una especie de álbum familiar de esta arqueología. Este proyecto fue un proceso sin dudas sanador; me permitió conectarme con mi abuela, conocerla mejor y elegir qué recuerdo de ella quiero atesorar.”
Te invito a verlo porque es realmente un proyecto de una sensibilidad y una belleza infinitas que inspiran un montón. ¡Gracias Ceci por dejarme compartirlo!
Un homenaje bordado
“Di dove sei” (De dónde vengo) es un proyecto personal de la Srta. Lylo, bordadora e ilustradora Argentina, que mezcla su deseo de homenajear a las mujeres de su familia con las prendas que alguna vez ellas mismas usaron. Para este proyecto intervino dos piezas, un pañuelo de su bisabuela María y un retazo de un vestido de su abuela Fina, sobre los que bordó la dirección donde ambas nacieron y vivieron. Compuso la imagen en base a las tipografías de las calles, los números de los portales y las señaléticas de las ciudades. ¿No es una idea bellísima? Si querés conocer los bordados y su proceso detrás, acá podes ver el CAP 1 y acá el CAP 2.
Scrapbook como cofre de tesoros
¿Hacés o hiciste alguna vez scrapbooking? Es la técnica de crear tus propios albumes o libros a partir de la recopilación de trocitos de revistas, fotos, tickets, sellos, ilustraciones, stickers, mementos. Además de despertar tu creatividad, hacer scrapbooking también es una linda manera de preservar recuerdos y contar tu historia. Yo lo uso mucho para mis travel journals porque me gusta recordar mis viajes de esta manera más sensorial, revisitando tickets de avión, fotos impresas y las memorias frescas de ese momento vivido.
Hace poco me crucé con otra idea adorable que creo que puede combinar bien con un scrapbook: crear un "album de hoy”. La idea, que escuché en el podcast de Gretchen Rubin, consiste en simplemente registrar cosas ordinarias y cotidianas de tu vida: cómo se ve tu heladera, tu casa, la ropa que usás, cada día, lo que tenés en la alacena. Seguramente hoy todo eso te parezca mundano y poco especial, pero seguro dentro de 20 años, cuando vuelvas a ver esos pedacitos de cotidianidad congelada en el tiempo, pienses distinto.
Si te dieron ganas de saber un poco más de que se trata esto de hacer scrapbooking, acá te dejo una entrada del blog de Domestika que cuenta más sobre la técnica.
Y ya que hablamos de Domestika... *pausita para autobombo*
¿Viste que ya salió mi nuevo curso, Técnicas de Autopromoción para Creativos? Está teniendo una recepción hermosa, y realmente creo que es una cajita de herramientas muy valiosa para ejercitar el amor propio, la confianza en una misma y el autoconocimiento. No es solo para freelancers: es para cualquier persona con ganas de mostrarle al mundo quién es y qué sabe hacer.
Una máquina de la nostalgia
The Nostalgia Machine es una página que recopila los temas más populares de la historia de la música y los categoriza por años, creando una especie de DJ de la nostalgia que te permite visitar las canciones que más sonaban en tu infancia y adolescencia. Podés escuchar temas sueltos o armar tu propia playlist nostálgica ahí mismo, mientras ves los videoclips. ¡Es muy divertido!
Si tenés ganas de viajar un ratito en el tiempo con música, acá te la dejo.
La magdalena de Proust
¿Alguna vez escuchaste hablar sobre la magdalena de Proust? En un pasaje de su libro Por el camino del Swann, Proust escribe sobre la capacidad humana de evocar un recuerdo a través de la percepción de un objeto, gesto, imagen o cualquier otro elemento que te transporte a un pasado que parecía olvidado. En su caso, lo que lo hizo viajar en el tiempo de una manera trascendental y transformadora, fue una magdalena mojada en té:
"Hacía ya muchos años que no existía para mí de Combray más que el escenario y el drama del momento de acostarme, cuando un día de invierno, al volver a casa, mi madre, viendo que yo tenía frío, me propuso que tomara, en contra de mi costumbre, una taza de té. Primero dije que no; pero luego, sin saber por qué, volví de mi acuerdo. Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y abultados, que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a los labios unas cucharadas de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las miga del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no es que estuviera en mí, es que era yo mismo.
Dejé de sentirme mediocre, contingente y mortal. ¿De dónde podría venirme aquella alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del té y del bollo, pero le excedía en mucho, y no debía de ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía y qué significaba? ¿Cómo llegar a aprehenderlo? Bebo un segundo trago, que no me dice más que el primero; luego un tercero, que ya me dice un poco menos. Ya es hora de pararse, parece que la virtud del brebaje va aminorándose. Ya se ve claro que la verdad que yo busco no está en él, sino en mí. El brebaje la despertó, pero no sabe cuál es y lo único que puede hacer es repetir indefinidamente, pero cada vez con menos intensidad, ese testimonio que no sé interpretar y que quiero volver a pedirle dentro de un instante y encontrar intacto a mi disposición para llegar a una aclaración decisiva. Dejo la taza y me vuelvo hacia mi alma. Ella es la que tiene que dar con la verdad. ¿Pero cómo? Grave incertidumbre ésta, cuando el alma se siente superada por sí misma, cuando ella, la que busca, es juntamente el país oscuro por donde ha de buscar, sin que le sirva para nada su bagaje. ¿Buscar? No sólo buscar, crear. "
Aparte de ser una hermosura este pasaje, resulta una invitación a descubrir cuál es tu propia magdalena. ¿Qué alimentos consumías en tu infancia y hace mucho no probás? ¿Qué aromas te resultaban cotidianos? Podrías volver a probarlos, con los ojos cerrados, y ver qué te despiertan en el presente. ¿Te recuerda a una persona en particular? ¿Te hacen viajar a un lugar específico? ¿A una forma de sentir o de pensar? La magdalena de Proust resulta un lindo ejercicio sensorial para jugar un ratito con la nostalgia, y ver qué pasa. A lo mejor tenés una revelación trascendental también.
Este mes en La Baum vamos a explorar la nostalgia desde la creatividad a partir de una misión creativa que involucra los 5 sentidos y un libro de un escritor japonés que pinta muy precioso. Si querés sumarte a la comunidad creativa más sensible y amable de internet (no tengo pruebas pero tampoco dudas) es por acá. Te estamos esperando 🏡♥️
¡Eso es todo por este mes!
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Si querés recomendar este news, adelante y gracias.
Y si querés sumergirte en un viaje nostálgico, acordate de hacerlo siempre desde el disfrute 🫶🏻
Gracias por estar del otro lado, significa un montón. ¡Nos leemos el mes que viene!
Este newsletter es una cajita de herramientas creativas, envuelta en forma de carta de una amiga.
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Si querés acompañar esta lectura con música, te recomiendo mi playlist Tranqui en Spotify Hola Reader, ¡Cómo estás? Te estoy escribiendo desde un avión, son las 8 de la mañana y estoy volando a la casa de mis viejos en México. Si bien los vi en diciembre, en medio de toda la locura del casamiento solo pude compartir alguna que otra comida aislada, y con ese tipo de encuentros breves siempre me queda sabor a poco. Con mis amigas me pasa lo mismo: si cuando voy a Argentina solo nos vemos con...